viernes, 10 de enero de 2014

Generación pérdida

No sé que hacer con mi vida. ¿A dónde voy? Gertrude Stein calificó a los escritores y demás artistas de los años 20 con el nombre de Generación Pérdida. Pero, cada día soy más consciente de ello, la verdadera generación pérdida es la nuestra. La de millones de jóvenes que en todo el mundo se sienten tan perdidos como aquellos americanos que fueron a parar a París. Debido a las crisis económicos que la mayoría de países están viviendo el futuro de estos jóvenes es incierto. No sabemos que haremos el día de mañana, si encontraremos trabajo, si tendremos que emigrar... Nuestras vidas están pasando delante de nuestros ojos, pero estamos demasiado asustados como para seguirlas. 

Puede que esta confusión sea característica de la edad, que todos los veinteañeros de la historia se hayan sentido así. Quizás. Pero hoy por hoy somos nosotros los que nos enfrentamos a un futuro incierto, más lleno de interrogantes que de las respuestas que de pequeños se nos prometieron. "Cuando seas mayor lo entenderás". Lo único que ahora entiendo es que nada, nada está claro en mi vida. Hoy soy feliz, mañana quizás no lo sea. Hoy puedo permitirme estudiar, mañana puede que tenga que pedir para poder seguir adelante. Lo peor de todo es la frustración. ¿Qué hago? ¿Qué hacemos? Nos matamos a estudiar -unos más que otros, sea todo dicho-, renunciamos a aquello que nos haría felices por la brumosa promesa de un futuro mejor, pero no recibimos nada a cambio. Sólo frustración. 

No sé vosotros, jóvenes compañeros de generación, pero yo no estoy dispuesta a abandonar mis sueños, mis ilusiones, por un mañana que no está nada claro. Llamarme egoísta y desvergonzada, pero mi vida es mía. Y quiero vivirla bien, sin tener que vigilar mi futuro a todas horas simplemente porque a unos pocos sinvergüenzas se les subiera el poder a la cabeza. No, señores, no soy egoísta. Soy existencialista.