viernes, 23 de noviembre de 2012

Llevo todo el día metida en mi estudio de arte (también conocido como el pequeño rincón de mi habitación) saltando de una escala cromática a otra. Así que después de cenar me apetecía meterme en la cama, ver un película o cotillear los blogs. Obviamente me he decidido por la última opción. Viva el cotilleo. Vivan los blogs. Y es que, viajeros, la vida en Internet sería muy aburrida sin ellos. Simplemente pensar en la cantidad de tiempo que pasamos saltando de un blog a otro, de tema en tema. [Yo al menos tengo mucho que agradecer] Creo, y espero no equivocarme, que yo misma tengo unos cuantos de ellos. Lo cual es muy engorroso, pero así no mezclo todo en una sola página y arma el lío del siglo. 


Bueno, a lo que iba. Entre página de arte, página de moda, página de no se que... he acabado donde siempre. Sea of Shoes, se llama el sitio. Puedo perderme en sus entradas y nunca cansarme de leer y ver las imágenes. Podría dar una y mil razones para visitar el blog, pero no es eso lo que tengo en la cabeza ahora mismo (y ya sabemos como se las trae mi cabeza filosófica). La cosa es que viendo las fotos me ha entrado una tremenda nostalgia por el tiempo en que tenía tiempo para ello. Cuando la salida de por la tarde estaba dedicada a hacerse fotografías de lo que llevabas puesto. Yo o mis amigas. [+MissYou+] Ahora mismo tengo unas ganas terribles de coger la cámara y salir a la calle a captar imágenes por doquier. Pero es tarde y yo apenas me tengo en pie. En realidad, la nostalgia me ha robado todas las fuerzas como para hacer algo más que teclear a toda pastilla este post. ¿Que puedo decir? Tengo un día Rojo. Como todos. Espero que mañana mis ánimos estén más elevados. Oh, por favor. Me doy pena a mi misma así que voy a ir cerrando la sesión y a apagar la luz.